21.10.17

Los finales

¡Hoooola mis queridísimos corazones! ¿Cómo han estado? ¿Qué tal les ha tratado la primavera? Espero que muy bien y que vayan disfrutando como poco a poco las flores renacen y el sol ilumina tan bonito en el cielo ❤❤ En lo personal, odio la primavera porque soy alérgica y porque, además, implica el fin de una de mis estaciones favoritas del año: el invierno e_e
Actualmente me encuentro leyendo "Sensatez y Sentimientos" de Jane Austen, una de mis autoras favoritas detodalavida; así que - como ya estarán adivinando - la historia me tiene enganchadísima y completamente maravillada. Espero terminarla pronto, para así poder continuar con otro de sus libros (sí, al parecer estos meses me voy a dar una maratón de sus obras).
Pero bueno, hoy no vengo a hablarles ni de mi odio a la primavera, ni de lo maravillosa que es la prosa de Jane Austen. En realidad, les vengo a habla de uno de los puntos más importantes de los libros - cualesquiera que sean - y de cualquier historia que ustedes puedan conocer a lo largo de su vida: los finales.
Sabemos, en efecto, que generalmente los finales son decisivos para una historia. A veces puede ser el principal punto que hace que tú te enamores de ella, o bien, que la odies por completo. Por lo mismo siento que es importante tener una pequeña charla sobre lo qué realmente significa para nosotros un final; para mí sobre todo, porque siempre, desde que comencé a leer, los finales han tenido un punto decisivo en si me gusta o no me gusta lo que leo (o veo).
Existen variados tipos de finales a lo largo de la literatura: trágicos, felices, dramáticos, los que te dejan con gustito a poco, los que te enganchan para leer el siguiente libro de una saga, etc. Sin embargo, hoy no quiero referirme (ni definir, porque ojo, con esta entrada lo que menos quiero es generar una especie de ensayo literario sobre los finales, solo es mi opinión) a estos finales. En realidad, quiero hablarles de dos de los tipos de finales más conflictivos dentro de nuestro pequeñito corazón de lector/ra: los finales abiertos y los finales cerrados.



Por lo que he leído en muchos blogs al leer reseñas, siempre surgen conflictos en la historia con este tipo de finales, porque son (creo yo) los que definen si el final es bueno o no. Va más allá de cómo se desarrolle la historia en el final, del cómo se resuelvan las cosas. En realidad, el punto fuerte de los finales se enfoca en sí la historia es lo suficientemente clara en el presente y futuro (a corto plazo) de los personajes, o por el contrario, si todo termina de manera brusca, como si le faltaran un par de páginas al libro, dejando a todos tus personajes más queridos en un vacío existencial; a la deriva en medio del acto más importante de toda su vida.
Los finales cerrados, por un lado, son aquellos que te dejan clarito como terminaron las cosas para nuestros protagonistas: vivieron felices, murieron, tienen una linda casa y todo lo que querían, etc., etc. Lo realmente bonito para este tipo de finales es que tú tienes total conocimiento de que  cumplieron todas las metas que se propusieron a lo largo de la aventura que recorrieron, por eso, no hay dudas de que ellos están viviendo lo que ellos querían. Por otro lado, los finales abiertos te dejan una sensación totalmente opuesta; ¿realmente sabes si los personajes cumplieron sus sueños? ¿Y si están a punto de comenzar una nueva aventura? Siempre hay una pregunta que te deja en la nada, en una especie de desconocimiento del cómo terminaron las cosas que te carcome el alma.
¿Cuál es mi tipo de final preferido? Generalmente, los finales cerrados. Y es por una cosa obvia: en su mayoría, sé que a todos esos personajes a los que le agarre tanto cariño van a terminar bien, felices y contentos, sobre todo después de las largas penurias que debieron sufrir durante una casi una eternidad. Esto no quiere decir que no me gusten los finales abiertos, a diferencia de mucha gente, a mí me encantan. La razón es simple: el hecho de no saber a ciencia cierta el final de los personajes, te permite mantener viva la historia. En alguna parte del mundo, ellos están continuando lo que sea quieran, siguen haciendo lo suyo de la manera que más les gusta.
Los finales abiertos, en realidad, permiten al lector continuar con la historia, hacerla suya y a partir de ahí, continuar sus propias aventuras. Como yo lo veo, este tipo de finales no tienen nada de malo, siempre y cuando nosotros y nosotras estemos dispuestos/as a mantener viva la historia.
Eso sí, mantener viva la historia no es algo que se de necesariamente en los libros con finales abiertos, se da en todos los tipos de libros, ya que, en el momento en que nosotros leemos un libro y lo terminamos, somos capaces de mantenerla viva ¿cómo? Reflexionando sus vivencias, recordando sus historias, y sobre todo, guardando en el fondo de su corazón, sus partes favoritas.

El recuerdo que deja un libro, a veces, es más importante que el libro en sí".


                                                                                                                   Val.
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