3.7.17

Valentina, te creemos.



¡Hoola! ¿Cómo están? Espero que muy bien <3
Sé que no suelo subir este tipo de contenido el blog (de hecho, no lo hago), pero teniendo en cuenta la contingencia y todo lo que acaba de pasar en las últimas 24 horas, siento que es necesario decir algo y apoyar a Valentina, quién ha tenido que pasar por tanto en tan poco tiempo. Esta entrada - y mis palabras - son para apoyar su valentía y sus agallas, de no solo hacer la denuncia, sino que desenmascarar a Tea Time, el portador de una violencia casi demente que pudo haberla matado. No solo a ella, sino que a cualquiera de nosotras.
Me da un poco de pena y mucha rabia, porque la justicia le dice que no tiene pruebas suficientes para que él sea culpable; porque Los Tetas amarillaron y se lavaron las manos, porque ese weón apenas sale la acusación dice que ella esta loca y que se autoinfligió las heridas para dañar su reputación.
 ¿Qué es lo peor de esto? Que pasa. Y pasa casi siempre.
Un youtuber español súper famoso acusó que un porcentaje de las mujeres que hacían sus denuncias sobre abuso de violencia dentro de una relación mentía para "ensuciar la reputación de sus exparejas", es decir, para vengarse por haber terminado de todo el asunto amoroso. He escuchado a compañeros hablar sobre como nosotras somos "demasiado graves" frente al acoso en la universidad, y de cómo esto de acusar a la gente era parte de la "generación millenials". Porque superan el nivel de echarle la culpa a las víctimas sobre lo qué les pasa; porque llegan y crean un mundo de respeto e igualdad entre ambos sexos, que nosotras quebramos con nuestras malas intenciones de pasarlos a llevar.
Pasamos de ser las culpables a las actrices que hacen de víctimas. 
Y me da mucha rabia leer y escuchar ese tipo de comentarios, porque deslegitiman nuestro dolor y nuestra lucha frente a la violencia (toda la violencia). Porque con un par de palabras ensucian todo lo que nuestras hermanas sufrieron, lo que nuestras antepasadas sufrieron a lo largo de siglos de historia, lo que miles de mujeres están viviendo en estos momentos y nosotras no conocemos.
Y ya estoy harta.

La verdad es que soy muy mala hablando y expresando mis opiniones con la rabia y la pena en el pecho, de esa que te deja la garganta apretada. Sin embargo, creo que se me da un poco mejor escribiendo. Así que escribí esto para Valentina y para todas las que en estos momentos se ven reflejadas en ella; para las que lo vivieron y siguen adelante, y también para aquellas que lamentablemente no pudieron seguir luchando.



No hay que mirar tan lejos
 para darnos cuenta
que estamos rodeados de lobos,
que se ven igual,
actúan igual, 
 y se esconden igual. 
Ellos llegan y caminan como si fueran ovejas, 
vistiendo carisma y bonitas sonrisas, 
mientras derrochan puro discurso barato. 

Y también estamos nosotras.
Millones de nosotras atrapadas en relojes de arena
que nos cubren de violencia con gustito falso de cariño
aguantando el peso de los granitos en el cuerpo
aguantando de mil maneras 
con diferentes rostros: 
rostros de pena, rostros con miedo,
rostros con rabia, rostros cansinos, 
rostros valientes. 
Nos cuentan sus verdades a punta de gritos y lucha, 
buscando justicia y libertad
para que su historia no se vuelva a contar nunca más. 

Cuando gritamos, se les cae el discurso.
Cuando luchamos se les rompe el disfraz. 
Aún así contraatacan a cara descubierta
y con la boca llena de odio
escupiendo insultos y contando mentiras
acusando a las víctimas. 
Y llegan. 
Llegan todos ellos contando los pasos, 
enumeran lo que piensan y sin procesar sueltan:
frases inconexas que tiran con una metralleta.
Con la pólvora echa mentira
se manchan de inocencia, 
haciendo parecer lo que vivimos como una comedia. 

Sigue creciendo la mancha, las letras se apuñalan entre mentiras, 
ya no es una barrera contra un tipo de armas, 
la artillería pesada se la juega 
rompiendo nuestras barreras contra toda violencia. 
Se cubren con barro y la sangre de nuestras heridas, 
porque son tantos los que apuñalan y se esconden, 
dentro de sus trajes de ovejas, 
que los cubría de su personalidad sórdida y podrida. 
Buscan hacerles creer a sus conciencias, 
y al grupito de alrededores
que nosotras nos hacemos las víctimas, 
que nuestras denuncias son solo injurias, 
los golpes son parte del escenario 
y nuestros nombres en el cementerio 
parte del dramatismo moderno. 

Por más que hablas, no ganas.
Tu pena da repugnancia, 
y ese "eslogan feminista" que usabas
ya no se levanta ni por arte de magia.

Date cuenta que no estamos para fingir duelo, 
que no estamos manifestándonos para ser "la moda". 
Mira a tu alrededor. Mira como se te cae el discurso al suelo. 
Ahora mírate al espejo. Mira la mierda de la que estás hecho.

Su machismo nos duele, nos daña, nos mata. 
Y ya estamos agotadas. 
Vamos a funarlos. Vamos a quebrarlos. 
A sacarlos de esa zona 
para revindicar todo el peso de nuestra historia.
Lo vamos a lograr luchando
con las patas en el suelo y el grito en los cielos; 
las venas prendidas y nuestros corazones como bombas a contacto. 
Con la mirada fuerte vamos a enfrentarte. 
a gritos, patadas, 
en melodía, en prosa,
en la calle y en la casa,
en la escuela ... donde sea.

Lo que ustedes pasaron no va a quedar impune. 
No vamos a silenciarlo, no vamos a guardarlo.
Vamos a gritarlo hasta que quede bien claro. 


                                                                                              
Val. 

1 comentario :

  1. Hola!
    Noabía que también ers chilena, y si todo este tema d mucha rabia porque la inmediata respuesta a declaraciones como esta es que la mina le da color, esta loca o lo que sea, altiro saltan con que nos hacemos las victimas, casi retándonos por no dejarnos maltratar. Que mierda esta sociedad??'
    Muy bonito tu poema :)
    Saludos!!

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